Inside the unconscious

Hemos aterrizado, finalmente.
Años dentro de una nave viajando entre cosas, pasando cosas y dejándolas atrás. Mis queridos compañeros, hemos aterrizado.
Orden primera: informar a base, a tierra. -Atenta, base. Hemos llegado, estamos seguros que hemos llegado a destino.- No responden.
Vamos, hay que investigar. Todos sabemos una sola cosa: este será un lugar habitable.
Allá un camino, sigámoslo. Los caminos llevan a algún lado. Oh qué bello paisaje, con hermosos colores. Humanos matarían por vivir de esta manera.
Y sin embargo ¿alguien notó que estamos caminando en círculos?
¿Y eso? ¿Qué demonios es eso? ¿Qué son esas sombras? Se fueron; VOLVIERON. Se han ido de nuevo.

-BASE, ATENTA BASE.- NO RESPONDEN.
SE MUEVE TODO. NO… TIEMBLA. Oh por Dios, semejante pánico.
Aguantemos, juntos, no solos.

Bien, ahora calmó. Investiguemos, es parte de la misión. Mira ahora que están lejos, esas sombras moviéndose sobre pequeñas criaturas como si estuvieran luchando y quién sabe qué son, y quién sabe quién domina a quién. Basta por favor. Y por qué. Jamás si quiera pude haberlo imaginado en mi mente. –Base contesten.- Están mudos.
Tienen que ver esto, o escucharlo, o dejarme explicárselos (aunque no podría). Aquí viene el temblor otra vez. Me pregunto si algo lo ocasiona, ¿si algo lo detiene?
Nunca habíamos llegado tan lejos ni tan profundo. Lo he decidido: el lugar más profundo que conoceré en mi vida. Que pareciera que no está bien, por alguna razón podría identificarlo con una adivinanza y metaforizar para entender.
Si al final es humano aprender, esto podría ser habitable.
Pero no me gusta, no me gusta. Juntos, tenemos miedo. Huiremos antes de que el mundo despierte.
O que la base conteste.
-Base…-

No responden; no les conviene.