jueves, 11 de junio de 2009



Las montañas
Las primeras paredes de la libertad
Las primeras que no dividen


El invento de los posesivos

El hueco en el medio de mi cama,
Mis libros nuevos,
Mis galletitas,
Mi jugo
Y mi té con leche...
Tan mío como si lo hubiera inventado.

Mi billetera,
Mis apuntes,
Mis manos.


Mis cosas...
O tus cosas...
O sus cosas...

martes, 9 de junio de 2009

Empezaba a comprender la esencia A

Señor! Yo no sé qué es lo que hago. Tengo miedo, de ese miedo que molesta, cansa a los demás. Venga, acérquese, pase a mi oficina, charlemos... escúcheme un momento. REALMENTE creo que esta vez es necesario! Qué pasa cuando uno no sabe qué es lo que hacé? Me entiende? A mí me preguntaron: -y vos qué hacés para ser feliz?- Yo no sabría decirle... ni siquiera le pediría "déjeme pensar", sabe? Porque pensarlo me da miedo. Claro, no quisiera faltarle el respeto, pero déjeme aclararle humildemente que es probable que usted no me entienda. Y no! yo tampoco sé por qué, entonces, le sigo contando estos miedos acongojantes! Shhh, continúo. Sabe que estoy podrido de este miedo? Se lo juro, podrido! Será que existe la posibilidad de que no soy poseedor de las fuerzas necesarias para hacer algo por mí mismo? Serán mis cuentitos psicólogicos que me inmovilizan? será será será. Necesito un chupetín, es culpa de esa canción...
Será algo así como las cosas pesadas de la cabeza que no puedo liberar? Puede que tenga razón! Puede que funcionen como un ancla, un ancla... Si es que es así, entonces le debo de haber hecho algo a esa, porque me persigue! no deja de torturarme. Por otro lado, déjeme objetar aunque humildemente, que esa opción puede ser una excusa, no cree? Sería el camino más fácil y menos original para librarse de este tipo de congojas.
Los escalofríos ya son parte de la terapia. Se sienten y cuando se van se llevan la conclusión a la que llego... se la llevan sin curar. Jajá! claro, sí, igual a eso.
Yo no solía ser así, pero la vida así como es un regalo a veces uno lo quiere ir a cambiar... pero no puedo ir a cambiar mi vida.
De hecho me retracto! Entre nosotros y el mundo, y, entre este mismísimo momento, confieso que no la cambiaría. Ajá, me considero no sólo distinto, sino especial. Sí que soy humilde! Señor, le pido, no se confunda, déjeme continuar.
Ahora bien, esto es lo que me importa: yo no creo, siendo esta persona especial que me considero, que no haga nada por mí mismo. Ah! señor! Usted cree también que existe la posibilidad de que se trate de algo más profundo? Y hablando así conmigo, no siente en alguna parte de su ser que puede que quizás sí yo sea especial? No? Oh... bueno.
Sabe qué siento? Siento que está siendo injusto, y ahora le voy a contar el por qué de mi teoría!
Señor, yo creo que no vivo de algo concreto. Vivo: hacer la propia felicidad. Yo siento que vivo de y para los demás, yo siento que tengo que darles algo muy importante y que eso va a ser correspondido y mágico. Quédese sentado por favor... por favor. Yo lo siento así!! No me diga que usted también cree que para ser feliz debo hacer tennis, recibirme en ingeniería o aprender a tocar el saxofón. Puede que haya alguna actividad específica que ayuda a movernos, pero... yo no sé si cuando me levanto prefiero que esa sea la razón de mi día, la razón para levantarme. Insisto, hay y es necesario que haya un próposito más profundo. Yo creo haberlo descubierto y dese cuenta que por eso me considera soberbio... pero por favor. No ve que no hablo sólo de mí? Quizás yo me haya dado cuenta antes de... nonono, de que quizás haya... nono! No me interrumpa! SABÍA QUE NO ME ESTABA ESCUCHANDO!

Hágame el favor de irse y acuérdese de que la semana que viene tiene que traerme dos sodas más. Y su mate también, así se relaja y me escucha mejor...